Sumario: | Cuando la muerte aparece en el horizonte, la vulnerabilidad del ser humano se hace tangible. Esta realidad la experimenta de manera especial el moribundo, pero también los familiares, amigos y profesionales que lo acompañan.
Para debatir sobre el final de la vida se precisa un marco de reflexión que distinga entre la muerte (Tod) como hecho y el morir (Sterben) como proceso de la vida. Surgen aquí las preguntas por el destino tras la muerte, así como sobre la corporalidad, la fragmentariedad y el sufrimiento.
Tradicionalmente, la muerte ha sido vista como la gran igualadora de los humanos, Pero cuando se la comtempla en cada individuo, se descubre su rica diversidad de circunstancias y vivencias. Así, en nada se parece el proceso de una enfermedad terminal a la muerte repentina, o al desenlace "natural" de quien ha llegado a la vejez.
Al considerar la vulnerabilidad como categoría central de la antropología realista, se constata que la existencia de cada ser humano es precaria, frágil y pasiva, pero también que alcanza su sentido cuando se abre a la esperanza.
Heike Springhart (1975) es profesora de teología en la Universidad de Heidelberg e investigadora asociada. Pertenece a la Iglesia evangelista.
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