Sumario: | ¿Eres sanitario, médico, enfermero, celador, auxiliar, voluntario o agente de pastoral?¿Estás cuidando a algún familiar en casa o en la habitación de un hospital?¿Eres tal vez tú mismo a quien ahora le toda de cerca la enfermedad? Si es así, buenvenido con tus peleas y tus buenos deseos, con tus preocupaciones, cansancios, esperanzas y miedos.
Es cierto que la enfermedad llega con su carga de dolor y perplejidad. Pero también nos sitúa en la realidad, nos centra en lo importanta ay saca muchas veces lo mejor de nosotros mismos. La sencilla cotidianidad del hospital, la paciencia de las enfermeras, los esfuerzoa de familiares y amigos por saber estar, las horas de estudio, el silencio de quien sale de guardia y vuelve a casa cansado pero satisfecho. Ahí, en medio de lo habitual, en la espesrua de los sentimientos encotrados, uno puede reconocer a Dios si sabe mirar.
Te invitamos a acompañarnos en este viaje, tanto si eres creente convencido como si andas en búsqueda de algo más. Intentaremos profundizar para descubrir juntos la vida que late detrás. Es justo ahí donde la enfermedad se vuelve oportunidad de encuentro con el otro y con el Otro.
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