Sumario: | Un rasgo porpio de nuestra especie es la búsqueda de su identidad. Si en la antigüedad se definía en relación a lo divino y, más tarde, en comparación con otras culturas humanas, en la actualidad el elemento de contraste son los animales (lo prehumano) y lo poshumano (ciborgs, androides y robots).
Desde Darwin, muchos piensan que hay que superar el antropocentrismo y difuminar toda línea divisoria entre lo humano y el resto de las especies vivas. Por otro lado, los extraordinarios avances en el campo de las biotecnologías y de la inteligencia artificial están impulsando a muchos teóricos a considerar que estamos a las puertas de una era en la que, mejorada nuestra estructura genética, lo humano será superado por lo pos- o transhumano. Al mismo tiempo, los espectaculares avances de la inteligencia artificial parecen asegurar la construcción, en un furuto no muy lejano, de robots tan similares a los humanos que no podremos negarles la categoría de personas.
A la vista de ello, este nuevo libro de Carlos Beorlegui pretende ahondar en la definición de lo humano en relación, por un lado, con el mundo animal, explicitando tanto la continuidad evolutiva de nuestra especie con el proceso evolutivo, como su ruptura cualitativa, fruto de la emergencia de nuestra mente, dotada de autoconciencia, libertad, pensamiento simbólico, socialidad y apertura al mundo de la metafísica; y, por otro lado, en relación a los intentos y retos tópicos de aplicar las nuevas biotecnologías al mejoramiento y superación de nuestra especie en aras de construir otra, denominada pos- o transhumana.
Hoy más que nunca nos hallamos ante la necesidad de ahondar en nuestra propia identidad y defender un renovado humanismo que reivindique nuestra diferencia cualitativa frente al resto de los animales, a la vez que construimos una sociedad futura basada, no tanto en los sueños utópicos del pos- o transhumanismo, sino en la defensa de la dignidad e igualdad de todos los humanos.
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