| Sumario: | La Pascua de Jesús es la culminación de su vida y por eso, al consumarla, revela su sentido. Jesús no muere de muerte natural, sino ajusticiado por el representante de Roma, acusado por los líderes religiosos judíos. Su muerte es una injusticia y un aparente fracaso. Lo que le hacen a Jesús es la mayor expresión de la crueldad de una historia dominada por los que hacen prevalecer su dinero y su poder. En lo que le hacen solo hay negatividad. Pero la manera en que ive Jesús su pasión da la medida de su humanidad: muere llevándonos en su corazón, echándose en los brazos de su Padre cuando siente que lo ha abandonado y pidiéndole perdón por sus asesinos.
La respuesta de su Padre es la resurrección: lo recrea en su mismo seno con su misma gloria, y en él, en su corazón, estamos ya todos en la comunidad divina. Padre e Hijo derraman su Espíritu a cada ser humano para que podamos vivir como hujos en el Hijo y como hermanos en el Hermano universal. Los relatos de las apariciones dan testimonio de esta transfiguración.
Lo que se ofrece a los lectores es la contemplación creyente y despaciosa de este misterio al hilo de los relatos evangélicos.
|
|---|
