Sumario: | La comprensión del mundo nunca puede conseguirse desde una sola perspectiva y el manejo de una red sofisticada de multiplicidades y mediaciones es fundamental en cualquier intento de entendimiento. Las «cosas» —en entornos físicos o psíquicos—, los signos de esas cosas y las interpretaciones de esos signos constituyen una urdimbre triádica que supera cualquier aproximación unaria, fundamentalista o dogmática. De esta manera, los dogmas religiosos de una metafísica acotada, los dogmas cientistas del empirismo o los dogmas lingüísticos de la filosofía analítica han llevado, inevitablemente, a fracasos parciales del saber. Solo algunas perspectivas plurales —donde se combinen: (1) matemáticas y arte, (2) teoría y experiencia, (3) idealidad y realidad, (4) imaginación y lenguaje, (5) invisibilidad y visibilidad, entre otras muchas polaridades— tienen alguna esperanza de poder cubrir la complejidad del mundo. En esa tarea, la fenomenología adquiere un papel especial, pues un examen preciso de los fenómenos requiere y enlaza cada una de las polaridades anteriores.
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