Sumario: | El territorio gallego, en el norte de España, se ha caracterizado históricamente por la estrecha relación entre el mundo habitado y el mundo natural, por el intenso diálogo entre el hombre y la naturaleza que constituye la base del paisaje antropizado. César Portela parte de esa realidad, de su condición precaria e inestable, para realizar una arquitectura cuyo éxito radica en la sintonía y el acuerdo que esta logra establecer con aquel lugar único y reconocible sobre el que opera y su capacidad de permanecer. Todo ello mediante estrategias tales como la invisibilidad, dejando que el protagonismo recaiga en los elementos naturales, haciendo que frente al entorno natural la intervención humana se limite a una labor de contrapunto. Al igual que sucede con arquitectos como Sverre Fehn y Noruega o Luis Barragán y México, la identificación con la propia tierra (en este caso, Galicia) es un factor activo en cada uno de los proyectos arquitectónicos que lleva a cabo César Portela
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