Sumario: | Para el sentimiento común, la reflexión teológica trabaja generalmente en el horizonte de la conceptualidad, del razonamiento frío, y tiende a precaverse de la imaginación, aun sin privarse por completo de ella. ¿No podría o debería, en cambio, mejorarlo e integrarlo mejor internamente? Y, si es así, ¿qué papel podría jugar entonces la imaginación en la teología? Mantener la imaginación a tu lado es decisivo para quien hace teología e indispensable para el discurso de la fe, ya que Steeves explica que la imaginación juega un papel único en la acogida de Dios que se revela y, de hecho, en la realización de la fe misma. Creer no es sólo una cuestión conceptual: afecta la vida concreta de los cristianos, en la oración, en la liturgia, en el actuar. ¡Una colaboración entre teología e imaginación sería fructífera, entonces, incluso para la imaginación misma! Si la cultura contemporánea se calienta con imágenes prefabricadas, la revelación bíblica y la gran tradición cristiana podrían refrescarla y apagarla. De las parábolas al Apocalipsis, de los himnos a las homilías, los rostros, las palabras y las manos de los santos atraen a Dios hacia nosotros. Gracias a la imaginación, Cristo, Imagen de todas las imágenes, viene a dinamizar nuestros imaginarios fosilizados, haciéndonos libres y felices de imaginar. como el. ¡Así que integremos la imaginación! Nos hará íntegros y capaces de jugar, a imagen de Jesús.
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