Sumario: | La cuestión de las migraciones se está imponiendo como un desafío global. Uno de los cuadrantes del mundo que puede servir de punto de observación, aparte del Mediterráneo, es el de América Latina y el Caribe. En las fronteras entre México y EE.UU., entre Haití y la República Dominicana, como también entre Venezuela y Colombia, el dato común es la cada vez mayor libertad de movimiento de las mercancías y el capital frente a una posibilidad cada vez más limitada y dramática para el desplazamiento de personas. Es una contradicción que refuerza justamente las causas de los flujos migratorios. ¿No será tiempo, tal vez, de pensar las fronteras como puentes que crean interacciones más que como límites que separan?
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