Sumario: | A mediados del siglo XVI, coincidiendo con la expansión de la aplicación del Concilio, historiadores católicos -ni todos, ni todos los cronistas reales- escribieron una nueva Historia, tanto para desmontar la falsaria e inconsistente propia, como para defenderse de las injurias o los menosprecios de la reformada. La búsqueda de la verdad se convirtió en su obsesión, por encima dela propaganda.
Para ello, contaron con el inmenso acervo cultural que arrastraba el Humanismo, pero también idearon una revolución al introducir métodos de trabajo y sobre todo, fuentes nuevas de archivo, en su labor creadora.
A alguno de estos inquietos intelectuales se le llamó "Padre de la Historia", pues actuó como padre de una nueva historia. Para nuestro gusto, podríamos verlos como demiurgos, pues receptores de unos conocimientos llenos de impurezas o de vacíos les dieron otra forma con arcillas recientemente descubiertas, basando todo en una innovadora crítica.
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