| Sumario: | La atención cultural moderna se ha desplazado hacia la experiencia humana. Lo mismo ocurre en religión. La expresión "experiencia de Dios" se encuentra, sin embargo, cargada de tensión. La trascendencia de Dios y del misterio divino parecen eliminar en principio la posibilidad de un contacto inmediato, experiencial, de ese misterio con el ser humano.
A pesar de que resulta incómodo al intelecto unir los términos experiencia y Dios, lo cierto es que las narraciones bíblicas, así como la vida de muchos hombres y mujeres de todo tiempo, nos desafían e invitan a ver razonable esa conjunción.
La experiencia de Dios es tratada en este ensayo de manera interdisciplinar, y se ofrece al lector un discurso cristiano, hecho desde la filosofía, la teología, el arte y la literatura.
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