“…Aprovecha para adentrarnos en la gran riqueza del ejercicio del 'Vía Crucis', que nos invita a contemplar la máxima forma del amor de Dios, en la libre entrega de Jesús, por la salvación de la humanidad. Quedan vestigios, por las calles y veredas, de esta Vía Dolorosa, con sus catorce Estaciones. …”

“…En El misterio de la vocación de Juana de Arco aparecen las preocupaciones centrales del corazón y la mente de Péguy: la preocupación por la condenación y por los condenados (preocupación expresada en una clave muy cercana a la de Santa Teresa de Lisieux), y lo que esa falta de preocupación expresaría acerca de un empobrecimiento hipócrita de nuestra vida sacramental; la ansiedad de la súplica por la salvación y la protección de aquellos que uno ama; las dificultades que se derivan de que el pueblo de Dios adquiera consistencia, de que tenga la forma de un pueblo y se defienda y actúe como un pueblo, y al mismo tiempo, y sobre todo, viva en Dios y desde Dios, sus tareas temporales...y de las dificultades igualmente graves o peores, de que ese pueblo no viva como un pueblo, y no viva desde su fe, lo que en la práctica significa que vive de lo que le hacen creer quienes fabrican la opinión pública -Editorial Nuevo Inicio-…”

“…Desde el Génesis al Apocalipsis, el volumen que ahora ofrece Ediciones Cristiandad queda dividido en dos grandes bloques: el dedicado al Antiguo Testamento (los cinco libros de Moisés, libros de la historia de Israel, libros de la Sabiduría y los Salmos, y libros de los profetas), y al Nuevo Testamento (los evangelios, los Hechos de los apóstoles, los escritos de Pablo y las cartas pastorales), textos que Benedicto XVI trae a colación una y otra vez para invitar y preparar al creyente al encuentro personal con Jesús, culminación de toda la historia de la salvación en la que seguimos caminando con la ayuda del Espíritu Santo. …”

“…Los episodios más significados de su vida, de curaciones, milagros y mensajes de salvación, tuvieron lugar en la tetrarquía de Philipo, teniendo como sede Cafarnaún, como discípulos a los seguidores de Juan: Pedro, Andrés, Felipe, Natanael, Juan, Santiago..., y como benefactoras, muchas mujeres aristocráticas de la “Galilea de los Gentiles” que le ayudaron en sus tareas terapéuticas y de alimentación de los “pobres de la tierra”. …”