“…Y Stephen King, con gran humor, recuerda que lo mejor de su trabajo como bibliotecario fue que allí conoció a su futura mujer: una chica que trabajaba también como bibliotecaria en la misma sala. Una chica delgada y de risa escandalosa, con el pelo teñido de rojo..…”

“…En definitiva, desde los ediles romanos hasta los “grises” del franquismo, pasando por la shurta cordobesa, la Santa Hermandad de los Reyes Católicos, la Sala de Alcaldes de Casa y Corte, los alguaciles del Siglo de Oro e incluso la Guardia de Asalto de la Segunda República, tanto los lectores curiosos y afi cionados a la Historia como los especializados encontrarán en este trabajo una auténtica obra de referencia de marcada vocación divulgativa, que no renuncia al rigor metodológico de todo buen libro. …”

“…El remitente se identificaba como un refugiado eritreo que llevaba meses recluido en un centro de detención libio, encerrado en una gran sala con cientos de personas más. Ahora, la ciudad que les rodeaba se desmoronaba en una refriega entre facciones enfrentadas, y ellos permanecían atrapados, indefensos, con una única esperanza: ponerse en contacto con ella. …”