“…De un modo similar a la manera en que Hamlet observaba la efigie de su padre («Una combinación y una forma sin duda / en las que cada dios parece / haber puesto su sello / para mostrar al mundo el espejo de un hombre»), así mismo es este libro mucho más que una biografía. …”

“…Digerido, repensado por él, nos aporta seguidamente sus propias hipótesis y su redefinición como "investimiento pulsional del sí mismo" del narcisismo. Ese espejo-lente desde el que nos proyectamos identificatoriamente en el mundo, deformándolo y deformándonos, a veces de manera tan grosera que ciertamente podemos hablar de "espejos rotos". …”