Summary: | Asimismo, cuando Teresa tiene la edad de 39 años, llega, casualmente, a sus manos el libro de las Confesiones de San Agustín. La lectura reobra con poder sobre ella. Advierte que describen su propia vida: "paréceme me veía yo allí". la conmovieron honradamente. Durante un "gran rato toda me deshacía en lágrimas". Y decide entregarse enteramente a Dios.
El presente estudio esclarece, a su vez, el sentido en el que se ha de entender dicha influencia. Concluye afirmando que San Agustín fue un poderoso y eficaz estímulo que movilizó definitivamente la vida de Santa Teresa, pero no configuró su mente ni influyó doctrinalmente en ella. "El viaje divino" hacia el interior del hombre, tema crucial y esencial en ambos, es diferente y muy personal en cada uno de ellos. Santa Teresa fue una alumna admiradora, entusiasta y devota de San Agustín, pero no su discípula.
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